Seleccionar página

Os quiero acercar ésta técnica, porque apasiona a todo aquel que participa. Si te gusta, me cuentas y te invito a la próxima!

Para mí, no es casualidad que enganche. Un ceramista, trabaja con los cuatro elementos de la naturaleza: tierra mezclada con agua, fuego y aire, pero en el RAKÚ (traducido como: alegría, placer, satisfacción), se pone de manifiesto en toda su plenitud, lo indómita pero generosa que es la Madre Tierra.

Os cuento cómo fue nuestro rakú… cada participante, creó una pieza (la mayoría optó por un cuenco o una taza, de formas sencillas). Tras el secado (unos quince días) y una primera cocción, quedamos para hacer ésta quema rakú.

La jornada empieza tranquila, pues la mayoría de los participantes viene en familia. Comenzamos aplicando el esmalte a las piezas y cargamos el horno. Vamos a “subir” (poner el horno a 900 grados) en 5 horas, por lo que nos da tiempo a charlar, intercambiar experiencias, sensaciones, jugar y por supuesto, comer. Todo muy relajado.

No perdemos de vista el pirómetro… Y cuando nos acercamos a los ansiados 900 grados, preparamos la “escena”. Aquí, te das cuenta, de que el rakú es ante todo, colaboración, es compartir y hacer en grupo.

Se preparan bidones (que tienen tapa) con un poco de viruta, cubos con agua y una manguera. Los participantes activos (tenemos muchos espectadores!!), llevan guantes, gafas y mascarillas, los que además sacan las piezas, llevan unas pinzas muy muy largas, esto llama la atención de los/as más pequeños/as.IMG_8568

Llega el momento. Abrimos el horno. Las piezas están al rojo, es un rojo mágico, algo así como un fuego contenido. No hay tiempo que perder, pues la temperatura baja rápidamente. Se van sacando piezas del horno y metiendo en los bidones de viruta. Según se mete la pieza en el bidón, se le echa viruta hasta cubrirla entera y se tapa el bidón (tenemos 3 bidones). Y la misma operación con cada pieza.

Se trata de reducir el volumen de oxígeno dentro del bidón, de ésta forma (quitando el oxígeno a los esmaltes), se consiguen ésas superficies metalizadas (e iridiscentes en algunos casos) tan características.
Esperamos unos minutos y sacamos las piezas de la viruta, las metemos en agua y una vez frías, las limpiamos. Toca ver el resultado.IMG_9008

Nos tomamos unos minutos para comentar, para compartir, para ver nuestras piezas y disfrutar ésa fusión que el fuego provoca… también entre las personas.

Después, solemos hacer la ceremonia del té. Pero eso os lo cuento en otro momento…